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Si usted tiene libre tres semanas
y el mes para echar por la ventana,
si en su casa,
usted ya no interesa
pues cambió la pasión por la pereza,
si le consienten sus fugas prolongadas
y sus ausencias ya no importan nada.
Es hora de que empiece a pensar
en el Tour y abur, abur, abur.
Si usted es hombre de hábitos sencillos
como lavar de noche calzoncillos
y le caben
de una sola vez
dos metros de ese pan francés,
deje en su casa sus aires de elegancia
y venga a mover el culo al Tour de Francia.
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